viernes, 20 de mayo de 2011
Reflexiones antes del 22M Parte III
Si miro fijamente la pantalla, creo que me quedaré dormido. Nunca antes pensé en la enorme luz y sabiduría que puede transmitir un flexo. Es mi compañero de partida y de salida. Con el que quiero terminar mi camino. Si algún día voy a ese sitio que me encantaría ir, me lo llevaré conmigo. Pero este no es el tema de mi entrada, que también podría serlo. Pero lo dejo para otro momento. El tema de mi entrada es la política, y de esto se está hablando mucho esta semana. Ya queda menos. Siendo alguien que no entiende mucho de política, me considero un experto cuando estoy entre gentes de gentes. A veces, cuando estoy en la clase con mis compañeros, si hablamos de política puedo ser un amateur. Pero vuelvo a repetir, que a veces me siento un experto sin serlo. Porque hay personas que saben poco o nada. Es un tema delicado. ¿Es la política otro tema tabú entre la población? Me resulta raro ver, como hay muchas personas, y cuando digo muchas no me refiero a cincuenta, que no saben nada de política. Pero ni si quiera se les explica en los colegios, en las universidades, etcétera. Claro, el problema es, si no saben que es, como se desarrolla, que funciones tiene, en que medida les repercute o no, etcétera. ¿Cómo puede uno valorar la política? Lo negativo de todo esto es que de unos años hasta hoy, se están llevando una serie de prácticas en colegios, universidades, etcétera, para sesgar información y, en definitiva, educación. Las asignaturas que más pueden nutrir a un estudiante de conocimientos desaparecen, en los colegios e institutos no enseñan nada de política, quieren quitar la filosofía (el amor a la sabiduría), etcétera. Si sesgan nuestro conocimiento estamos limitados. Por eso no me disgustan las manifestaciones. Creo que esta bien, para darle un pellizco en el culo a los que van a seguir mandando. Aunque, los ciudadanos tienen que tener en cuenta, que los políticos son sólo eslabones de una cadena muy grande. Cuando vamos a depositar nuestro voto, elegimos a un eslabón. Los que mandan son otros, mucho más listos, y más escurridizos…
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