Sería estúpido, por mi parte, decir algo malo de la democracia. Los que lucharon en su día por ella, lo hicieron porque era necesario. Y yo sigo pensando lo mismo.
En un mundo donde la pobreza aún tiene su hueco, la desigualdad social está a la orden del día, y el fanatismo sigue pintando paredes, la democracia es lo único que nos queda. No la estropeemos. Es decir, cuidémosla e intentemos aprovecharnos de ella para que todos podamos convivir mucho mejor. El problema que ocurre es que no la cuidamos, nos aprovechamos de ella para nuestros intereses personales, y por ello, no convivimos en armonía.
La política, siendo una actividad humana que tiende a gobernar, y a dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad, es una herramienta que asegura ser democrática, pero que parece que aún esté en una transición larga y duradera. La culpa no la tiene la política, ni la democracia, la culpa es de las personas. Todos, en la parte que nos toca, somos igual de responsables de que la democracia en la que vivimos, no sea igual de pura que el agua de lluvia.
Por eso, nunca tendremos una Poliarquía de la que podamos disfrutar. Entre otras muchas cosas, porque existe un error que está presente hoy en día. Ese error es la falta de diálogo. La palabra es la democracia más real que pueda haber. Un buen político, será aquel que sepa escuchar a todos y cada unos de los habitantes de este mundo. A fin de cuentas, todos somos parte de un todo que navega en el mismo barco, y hacia el mismo rumbo, la libertad y la democracia.
Aquel político que crea que tiene el monopolio de la verdad, y que no sepa escuchar, no será un buen político, y por lo tanto, estará resquebrajando los fundamentos esenciales de la democracia.
Es fundamental, que la democracia sea un todo general, que halla una libertad de expresión, de asociación, derecho a información, a tener elecciones, a tener instituciones que controlen las políticas gubernamentales, siempre desde el respeto y la humildad.
Todos debemos contribuir a tener una democracia pura, y sólo lo conseguiremos perdiendo el tiempo en solucionar primero, los pequeños detalles.
lunes, 23 de mayo de 2011
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Una prueba muy visible de lo que dices está representada en las 15000 personas de la puerta del sol como los miles de Barcelona y otros muchos miles que como yo por pereza o falta de infraestructura nos hemos quedado solo con la intención. Pero es verdad que una buena democracia se merece otra clase de comportamientos de nuestros líderes , jueces y demás representantes, los de mi generación vivimos los ultimos años de dictadura y te puedo asegurar que nada tienen que ver estos tiempos con aquellos, por lo tanto... querramos a nuestra democracia, mimemosla, abracemosla y sobre todo debemos nuestro respeto a los demás.
ResponderEliminarUn abrazo.