domingo, 15 de mayo de 2011

Reflexiones antes del 22M Parte I

Hay que tener amigos hasta en el infierno. Y es que con esto de las elecciones parece que todos somos amigos, enemigos, conocidos… No se ya ni que relación tenemos. Lo que sí se es que somos personas. Si si si, pero no lo digo como si estuvieran en un mitin. Porque claro, en un mitin la palabra “personas” aparece mucho. Tanto, que ya no se si se refiere a todas las personas, a los que están escuchando, o a quién se yo. Por eso, después de oír a los presidentes Aznar y Felipe González en la televisión, me doy cuenta de qué son las personas. Los dos han coincidido en una cosa fundamental, y es en que los políticos y los partidos en concreto han de saber que trabajan para todos y todas las personas. Cuando han dicho eso, he pensado “JODER Y QUÉ ESTÁ PASANDO”. Vamos a intentar llevarnos un poquito mejor todos. Porque al fin y al cabo nadie somos de los buenos, ni nadie de los malos. Todos somos de malos y buenos. Claro que los malos son muy listos y son los que nos hacen decir cosas que no queremos, y hasta romper el diamante que no podemos. Claro, esto es una utopía. Pero si todos nos pusiéramos las botas, nos subiéramos al sendero de la humildad, y anduviéramos en la misma dirección, nada de lo que ocurre hoy en día, pues…pasaría.
Claro y así funciona. Porque al final tienes que ir a votar a alguien. No te queda otra. Y en todos los sitios hay ovejas negras como el luto. ¿Votarle al rebaño donde menos ovejas negras hayan? Pues es una reflexión. Pero es que esa no es la cuestión. ¿Y cual es el rebaño que menos ovejas negras tiene? Esto es un jaleo.
A fin de cuentas, uno tiene amigos en todos los lados. Ahora mismo si me pongo analizar tendría que depositar mi voto en todos los partidos. Pero sólo tengo un voto. Ese que me hace dudar hasta el domingo que viene. Yo soy de los que sueñan con un mundo libre y una sola bandera. Pero eso es imposible. Sin fronteras, sin guerras ni armas. Donde todos los partidos, y todos lo pueblos sean hermanos. Pero bueno, aún así alguien tendría que ser el líder. Porque existe algo que hace que esto funcione así. Su nombre es egoísmo.

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