martes, 17 de mayo de 2011
Reflexiones antes del 22M Parte II
El otro día terminé con el egoísmo, pero no voy a seguir hincando el diente en tan difícil tema. Ayer mate a una rata, y no me siento nada bien. Será porque sigo siendo pequeño y tengo miedo de que me pisoteen. Los grandes siempre juegan con la altura, para ejercer su poder sobre los demás. En la política pasa lo mismo, al igual que en nuestra democracia. Bueno, si la podemos llamar democracia. Haber cuantos vamos a votar el 22 de mayo... Recuero que para los ciudadanos, la clase política es lo que más preocupa. Si hay mucha participación será algo maravilloso, sin embargo, si la participación es como una cuerda a punto de romperse, pero que nunca se rompe, entonces tenemos un problema. La noticia es que se están produciendo manifestaciones por todo el país. Congregaciones de personas disgustadas con nuestra democracia. Con la mía, la del político, la del banquero, la del carnicero, la de todos y todas. Y es que no se están haciendo los deberes bien. Yo no soy político, pero sí que soy capaz de convertir muchas caras tristes, en grandes sonrisas. Lo hago todos los días. En el tren, en mi casa, en los estudios, en el gimnasio, en la cafetería, haciendo deporte, etcétera. Si yo soy capaz de hacerlo, ¿porqué a los políticos les cuesta tanto sacarnos una sonrisa? No una sonrisa a medias. De esas que se funden en el camino y terminan en arco. Una sonrisa verdadera, risueña, sincera y pura. Alegría y felicidad. A los políticos les cuesta mucho, y últimamente aún más. Tanto, que hasta las tristezas se han convertido en miedo. Los cascos ya están haciendo de las suyas. Democracia si si si mucha democracia, pero zas zas zas en toda la boca. Así no puede ir el mundo muy bien. Hay que gritar y hay que luchar. Debemos y tenemos el derecho de exigir lo que pensamos a estos políticos que van a gobernarnos el próximo 22 de mayo. Es su responsabilidad y su deber. Nosotros los elegimos y han de hacerlo bien. Los ayuntamientos, las diputaciones, los parlamentos, no son casas para pasear los trajes. Son instituciones que han de servir al pueblo. No más agujeros negros, no más endeudamientos, no más corruptos, no más despilfarros, no más teatro y parafernalias. Lo que queremos todos y todas, que os quede bien claro, es que nos hagáis la vida un poco más cómoda, como la que vosotros tenéis. Un sueldo digno, un puesto de trabajo sin explotaciones, una educación de progreso, en definitiva, una sonrisa. Y que cuando tengamos que decidir qué es lo que más nos preocupa de nuestro país, respondamos…Hace tiempo que no estoy triste.
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Quizá tú emplees las palabras para hacer reir, pero en la política no sobran las palabras, hay que actuar que es el gran elemento de la vida pública. El ciudadano es ciudadano porque actúa en la vida pública, y los representantes de los ciudadanos están en el Parlamento y, sinceramente yo no quiero que esos me representen, en mi nombre al menos. Mi representante debe ser una persona que me represente y que me protega, no que me desasosiegue y me lance por los aires o me tire por los suelos, como quiera decirlo.
ResponderEliminarPues así es, estamos hartos de los jueces partidistas, de los políticos con aspiraciones personales, pero el día clave les volvemos a hacer más fuertes en vez de castigarlos, de tal modo que en definitiva , el fallo no está en ellos, ellos ya nos han dicho lo que quieren, la falta es nuestra por no ponerlos en su sitio.
ResponderEliminarPor eso no dejo de repetirte mi confianza en los jóvenes, que al fin son los que tienen el futuro, entre todos deberíamos de dar un giro de tal magnitud que no pasara desapercibido.