martes, 12 de abril de 2011

No me gustan los empates

Qué fácil es ser del ganador. Estar en el lado de los que siempre ganan ¿Es ventajista? Pensemos por un momento en tres animales: el equipo de las langostas, el equipo de las serpientes y el equipo de los escarabajos. Los tres intentan rivalizar acerca de un territorio, de un dinero encontrado en un baúl, o de cualquier cosa que se os ocurra, incluso para el deporte también vale. Supongamos que el fuerte es el equipo de las serpientes. Estas están apoyadas por la mayoría del reino animal, porque son las fuertes. Las langostas y los escarabajos no suman ni el 35% de seguidores del reino animal. La mayoría de animales que apoyan a las serpientes juegan con ventaja. Y lo hacen con dos razones. La primera por que saben que tiene más posibilidades de ganar. Las serpientes son enérgicas y potentes. Y la segunda, por que los que siempre pierden, los débiles, se conforman también con el empate. ¿Cómo queremos ganar un territorio, un baúl de oro, si nos conformamos con el empate? Si así quedara la cosa, en poco tiempo, se lo apoderarían las serpientes. Porque son más fuertes y el empate sería su primera batalla ganada. Después arrasarían con todo. Los empates son para los débiles. Para aquellos que no creen en sus posibilidades. La famosa frase “prefiero morir de pie que vivir siempre arrodillado”, no es ni más ni menos que decir no al empate. Si quieres algo tienes que luchar por ello, sudar, correr, atropellarte, caer, levantarte, seguir luchando, mirar a todos los lados, buscar soluciones, manifestarte, seguir subiendo, caer de una patada, levantarte, subir la cuesta con cien kilos de orgullo, caer otra vez, abrazarte a la esperanza y recorrer los cien metros lisos del sí puedo conseguirlo… Si al final de este tubo oscuro no consigues ganar y pierdes, entonces y sólo entonces, habrás conseguido un empate justo y glorioso. Ese que sabe a victoria. Porque el mejor empate, es ese que toco la victoria con la punta de los dedos pero no pudo ser. Esa victoria utópica que nos hace, y cada vez más, estar al lado de los que no nos conviene. Seguir al lado del que nos manipula. Acompañar al….al….al….al…. ganador.

Prefiero seguir perdiendo

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