miércoles, 1 de junio de 2011

LA DIMISIÓN POLÍTICA

La política es algo pasajero, efímero, como ese tren que sólo pasa una vez en la vida, y al cuál no has podido agarrarte del todo. Por eso es tan rápida la política. Si quieres permanecer en ella has de hacer las funciones muy bien. Rodearte de personas muy competentes, y sobre todo, ser amigo/a de todos/as y de ninguno/a a la vez. Es decir, sin sobre pasar los límites, pero sin dejar de estar alerta. En esa cuerda invisible que ha de mantenerse todo buen político. Pero si se descuidan, caen al precipicio, como así lo hace cualquier pirata para salvar su vida. Y si el político salta, y sobrevive, le aconsejo que nade muy lejos de ese mundo político que le ha rodeado, y si puede ser, vaya hacia alguna cabaña perdida en lo alto de alguna montaña. Como he dicho antes, la política es para sufridores que les gusta estar en la cuerda floja, pero por lo visto no es fácil. Lo malo que hay en el fondo de este árbol de la política, es que los que están a bajo son los más sufridores. Por eso lo tienen que hacer muy bien. Los que dirigen cualquier pueblo, en este caso los concejales, son la tropa. Después tenemos unos oficiales que son el alcalde o alcaldesa. Ascendiendo, tendríamos a los jefes, que serían el presidente provincial y el presidente de una comunidad autónoma. En penúltimo lugar estarían los presidentes de un país, que serían los generales. Y por último, el jefe supremo de todos, que en el ejército sería el rey, pero en política nadie lo sabe. Bueno, se dice que hay un conjunto de personas que son los que mueven los hilos, pues esos invisibles son los supremos. De entre todos, los menos beneficiados son los oficiales y sus correspondientes tropas. Los otros rangos, se mueven, van de allá para acá, situándose cada vez en un sitio, sigilosamente, pero siempre están ahí. Los soldados rasos suelen morir...políticamente. Tarde o temprano terminan su exitosa o fúnebre carrera. También puede pasarles a los generales, como le ha pasado al de la ceja. Pero no nos equivoquemos, el vitalicio está ahí, sin embargo, al alcalde/a lo único que le queda de vitalicio es que ponga en alguna plaza “esto se construyo siendo alcalde/a..............”

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